Jordania, una maravilla natural por descubrir

 Jordania, una maravilla natural por descubrir
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El Reino hachemita de Jordania se convierte en un tesoro inesperado para todo aquel que lo visita. No sólo cuenta con joyas arquitectónicas e impresionantes vestigios de civilizaciones pasadas, sino que también ha sido bendecido por la naturaleza, dejando en todo el país distintas maravillas naturales de gran belleza y atracciones ecológicas de importancia en Oriente Próximo. Uno de estos ejemplos es la reserva natural de Ajloun, al norte de Amán, creada en 1988 con el inicio de un programa de cría en cautividad de corzos. Sus bosques han sido de gran importancia para los habitantes de la zona por su madera, su belleza y hasta por ser utilizados como alimento y con fines medicinales, aunque también destaca la presencia de antiguos poblados, fuertes y molinos de agua. La Sociedad para la Conservación de la Naturaleza (RSCN) ha creado dos rutas de escalada y cuenta con una zona especial para acampar, propiciando así la afluencia de visitantes que quieren descubrir la Jordania más desconocida.

Otro entorno natural que merece especial mención es el área protegida de Aqaba. De gran importancia por su flora y su fauna marina, el golfo de Aqaba, situado en el noreste del Mar Rojo, puede presumir de tener el ecosistema de arrecifes de coral más septentrional del mundo. Gracias a la ausencia de tormentas y las corrientes de agua templada, el lugar es ideal para el crecimiento de corales, mientras que sus niveles salinos son perfectos para acoger a miles de formas de vida marina. Como resultado, en esta área viven más de 110 especies de corales blandos y 120 especies de corales duros, aunque la larga lista de diversidad natural continúa con las más de mil especies de peces, crustáceos y mamíferos que viven en los arrecifes. Según la estación del año, aquí también se pueden ver tortugas de mar, delfines, manatíes e inofensivos tiburones ballena que visitan estas aguas. Por todos estos motivos, Aqaba ofrece una de las mejores experiencias de buceo del mundo…

Wadi Rum, un paisaje único
“Inmenso, solitario… como tocado por la mano de Dios”, así lo describe Lawrence de Arabia. También conocido como el “Valle de la Luna”, el desierto de Wadi Rum está enmarcado por majestuosas montañas definidas por el viento y un espectáculo de dunas, con distintas tonalidades de rojos, amarillos y naranjas. La serenidad y el silencio hacen de este entorno un lugar increíble. Y también lo es por su riqueza natural: el ecosistema de Wadi Rum cuenta con una gran cantidad de tipos de plantas raras y endémicas (en primavera llegan a florecer cientos de especies silvestres), mientras que entre las 120 especies de aves registradas en esta zona se incluyen el buitre Leonado, el cuervo de cola abanico, el águila de Bonelli y el cárabo de Hume. Además, existen investigaciones que demuestran la existencia de especies animales como el lobo gris, el zorro Blandford, el gato de las arenas y la cabra montesa.

A la naturaleza le debe Wadi Rum su atractivo para el turismo. Los que buscan emociones fuertes encuentran en sus montañas un lugar ideal para practicar escalada, con ascensos de paredes verticales que pueden llegar a los 900 metros y laberintos de rocas monolíticas que alcanzan los 1.750 metros. Pero no todo tiene que ser un reto en Wadi Rum: los viajeros pueden disfrutar también de la serenidad de los espacios vacíos sin límites, explorar cañones y depósitos de agua o admirar los dibujos que adornan las piedras desde hace cuatro mil años, entre otros espectáculos del desierto.

Otra opción para explorar Wadi Rum es alquilar un vehículo 4×4 con un conductor-guía en el Centro de Visitantes y recorrer el valle explorando algunos de los lugares más conocidos. También se puede alquilar un camello y un guía, e incluso pasar la noche bajo las estrellas en tiendas de campaña beduinas, disfrutando la gastronomía tradicional y la música árabe con este hospitalario pueblo.

Si bien existen muchas rutas alternativas, una de las excursiones más espectaculares es acceder al puente de piedra de Burdah, el más alto en Wadi Rum y uno de los arcos naturales más altos del mundo con sus 35 metros, al que se accede a él a través de los Siete Pilares de la Sabiduría. La importancia de este lugar también se debe a que el príncipe Faisal Bin Hussein y Lawrence de Arabia lo eligieron para establecer en él su sede durante la Revolución Árabe contra los otomanos en la Primera Guerra Mundial. Inevitablemente, el desierto de Wadi Rum estará siempre ligado a esta etapa de la historia.

Azraq, un oasis en mitad del desierto
Se trata de una de las muchas reservas naturales con las que cuenta Jordania. La historia geológica de Azraq es muy interesante, ya que fue un inmenso oasis con una compleja red de acuíferos que se alimentaban principalmente del área del sur de Siria: sus aguas podían tardar hasta 50 años en llegar a su destino final. El oasis de alrededor tiene aproximadamente 60 kilómetros cuadrados de cieno, bajo el que se encuentra una importante concentración de sal. La mejor época para visitar esta reserva es a finales del otoño, en invierno o primavera, cuando las lluvias crean estanques y marismas que acogen a muchas aves estacionales. Es un espectáculo para los amantes de la naturaleza, ya que en primavera las colinas se tiñen de verde, gracias a las lluvias, y florecen las 2.000 especies de flores salvajes de la región.

Otra reserva natural de gran importancia es la de Shawmari, un centro de cría para algunas de las especies en peligro de extinción de Oriente Próximo. Entre los ejemplares de gran valor que acoge se encuentra una numerosa manada del orix de Arabia, especie que estuvo a punto de extinguirse, así como avestruces, asnos salvajes y gacelas. Además, la reserva es el hábitat de una gran variedad de plantas del desierto, como el atriplex, una fuente de alimento natural para los asnos salvajes y los orix. Aquí están protegidas de la agresión del pastoreo.

En el mapa de Jordania hay que señalar también la reserva natural de Mujib, situada en el profundo cañón de Wadi Mujib, que llega hasta el Mar Muerto y sus 410 metros por debajo del nivel del mar, lo que la convierte en la reserva natural situada a menor altitud del mundo. El hecho de que en algunos puntos llega a alcanzar los 900 metros sobre el nivel del mar hace que este entorno pueda presumir de una gran biodiversidad que, todavía hoy, sigue despertando el interés de investigadores. En total, se han computado más de 300 clases de plantas, 10 especies de carnívoros y numerosas especies de aves migratorias y estacionarias, que encuentran en los valles de difícil acceso un buen refugio. Los acantilados de arenisca de Mujib son un hábitat ideal para las cabras montesas más bellas del mundo.

Por su parte, la reserva natural de Dana esconde increíbles tesoros naturales a lo largo y ancho de sus 308 kilómetros cuadrados de superficie, desde la parte superior del valle de Rift hasta el desierto de Wadi Araba. Entre sus principales atractivos cabe destacar la montaña Rummana, las antiguas ruinas arqueológicas de Feinan, la el poblado de Dana y la grandeza de los acantilados de arenisca de colores blanco y rojo de Wadi Dana. Asimismo, Dana acoge una notable diversidad de especies de plantas y animales poco comunes: 600 especies de plantas, 37 especies de mamíferos y 190 especies de aves.

Por último, en el listado de reservas naturales jordanas cabe destacar la de Shawmari, creada en 1975 por la RSCN como un centro de cría para especies animales en peligro de extinción. Gracias a programas de cría conjuntos con espacios naturales de todo el mundo, esta reserva se ha convertido en un próspero entorno protegido para algunas de las especies menos comunes de Oriente Próximo. Los órices, avestruces, gacelas y asnos salvajes que aparecen en muchos de los mosaicos bizantinos del siglo VI están aumentando su población gracias a esta labor.

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