La Valetta: un viaje fugaz por la ciudad de los caballeros de la Orden de San Juan

La Valetta: un viaje fugaz por la ciudad de los caballeros de la Orden de San Juan

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La Valetta se fundó como una ciudad amurallada. Al estar rodeado de mar, el territorio maltés era especialmente vulnerable al ataque de los adversarios. Tanto Sarracenos como Otomanos tenían en la mira las envidiables tierras de La Valetta. Para los ojos foráneos e ignotos la ciudad podía pasar desapercibida, pues aunque noble, se erguía austera. Sin embargo, los malteses fueron siempre cultores de la belleza; lo cual, hasta el día de hoy, queda reflejado en cada una de sus calles. En su diseño y construcción, no se dejó nada a la casualidad. El Papa Pío envió al arquitecto Laparelli para que construyera la nueva ciudad amurallada bajo los principios del Renacimiento. Cuando el artista reportó sus ideas a La Valetta —gran maestro de la Orden de San Juan y honrado con el nombramiento de la ciudad—, informó que cuanto esfuerzo se pusiera para alzar la nueva urbe, se haría siempre en nombre de la belleza y la armonía, pues así la consolidaría como símbolo de la nobleza de los habitantes que poblarían La Valetta.

Cuando cesaron las amenazas, La Valetta se abrió al mundo, convirtiéndose en uno de los centros comerciales más importantes en el Mediterráneo. Su ubicación estratégica le permitía brindar el servicio portuario a las embarcaciones que procedían o se dirigían hacia Oriente. Ser el centro de la ruta les permitió ser los primeros en disfrutar de todos los productos lujosos y exóticos que pasaban por sus puertos, desde telas de fina seda hasta las más preciadas especias. Entonces, la antes sobria ciudad de La Valetta, se vio inundada por una atmósfera colorida y sensual.

La apertura de La Valetta al resto del mundo se puede apreciar aún hoy mientras uno recorre sus calles y observa sus majestuosas edificaciones. La estética maltesa identifica dos corrientes claramente diferenciadas en cuanto a arquitectura se refiere. Del primer periodo sobresalen el Auberges —la sede central de la Orden de San Juan—; la Co-catedral de San Juan con su majestuoso piso de mármol y su bóveda pintada por el artista calabrés Mattia Preti; el Palacio de los Grandes Maestros y el Hospital —el más grande de la región europea en su época—. Al segundo período pertenecen construcciones como el Castillo de Auberges que hoy es la residencia del Primer Ministro, además de varios grandes palazzi, dispersos por las calles Merchants y Sant Paul. Otras construcciones dignas de mención son las que se construyeron en el siglo XIX durante el período de hegemonía inglesa. Entre ellas destacan el pórtico dórico frente al Palacio de los Grandes Maestros; la Catedral Anglicana de St. Paul, cuya aguja definió el horizonte de La Valeta por más de un siglo; y el mercado cerrado que era una réplica exacta de uno de los cobertizos de Les Halles en París.

Después de visitar las antiguas construcciones y de apreciar la exhibición de objetos del Museo Arqueológico, que dan cuenta de la presencia milenaria de Malta en el Mediterráneo, comienza la nostalgia por el presente. Felizmente, como el viaje, el retorno a la modernidad es fugaz.

A pesar de ser una breve escapada de fin de semana, el largo viaje a través de tantos años de historia, es suficiente para incitar los deseos incluso de los comensales más inapetentes. Si a uno se le antoja un café y uncheesecake puede visitar Prego, que aún conserva la misma decoración de los años cincuenta, cuando fue construido. Para comer un bueno plato de pescado es indispensable parar en Cockney’s, un restaurante a orillas del mar con una maravillosa vista a Fuerte Manoel. Por la noche, para tomar unas copas o simplemente disfrutar de un espacio de relajación, Q-Bar abre sus puertas en el recientemente reformado muelle de La Valetta. Suficientes razones para visitar esta ciudad.

Si se tiene unos cuantos días para salir la rutina —basta un fin de semana saliendo el viernes por la tarde— habría que pensar en La Valetta para hacer un city break, pues La Valetta, lo tiene todo.

Malta, el secreto mejor guardado del Mediterráneo.
Con 7.000 años de historia y uno de los mejores climas de Europa a dos horas de vuelo ¡te está esperando un destino de cine! Las Islas Maltesas –Malta, Gozo y Comino- ofrecen grandes atractivos. Desde sitios arqueológicos, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO… infinidad de rincones que fueron elegidos para filmar películas como Troya, Gladiator, Munich, El Conde de Montecristo, Vicky el Vikingo y Agora, la última película de Alejandro Amenábar.

Más información : www.visitmalta.es 

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