Puerto Rico se afianza como capital indiscutible de la mixología caribeña, un territorio donde la herencia centenaria del ron y la creatividad contemporánea transforman cada cóctel en una experiencia sensorial. Con algunas de las destilerías más influyentes del planeta —Bacardí, Don Q y Barrilito, entre otras— y la cuna oficial de la icónica piña colada (creada en San Juan en 1954, según cuenta la historia, en el hotel Caribe Hilton), la Isla ofrece una propuesta única donde tradición e innovación convergen en su vibrante escena de mixología.
Este panorama, reconocido internacionalmente con el reciente premio James Beard 2025 a la «Mejor Nueva Barra» para Identity Cocktail Bar, de San Juan, confirma el atractivo de Puerto Rico para los viajeros que buscan sabores auténticos y técnicas de vanguardia.
Dirigido por los mixólogos Stephen Alonso y Edrik Colón, Identity Cocktail Bar es un magnífico ejemplo de este buen hacer. Su propuesta trasciende el cóctel para convertirse en un retrato del alma puertorriqueña. En la carta de Identity destacan cócteles como Tamarindo y Setas, Cochee Milk Punch, La Trinidad o Amargura Tropical; todos, con elementos ineludiblemente unidos a la Isla.
El reconocimiento internacional recibido por Identity —James Beard es uno de los premios más prestigiosos de la industria gastronómica estadounidense y del mundo— se enmarca en un contexto más amplio que podría ser considerado como un renacimiento de la coctelería puertorriqueña. Todo ello con el ron de la Isla como elemento vital, puesto que ofrece perfiles únicos que permite a los mixólogos explorar nuevas dimensiones.
Cócteles emblemáticos de Puerto Rico
La mixología en la Isla es inseparable de su icónica piña colada. Considerada como el cóctel nacional, sigue siendo un símbolo de hospitalidad que se reinterpreta en diferentes barras con elementos como, por ejemplo, piña asada a la brasa o reducciones de coco. En julio de 2025 se celebra en el Viejo San Juan el festival Piña Colada.
Junto a esta gran dama de la coctelería se encuentra el Coquito —un cóctel navideño a base de ron, leche de coco, canela y especias—, que se sirve bien frío todo el año y que es representativo de la tradición familiar puertorriqueña. Hoy en día, la imaginación de los mixólogos resulta en versiones más sofisticadas que incorporan rones añejos.
Más allá de estos dos clásicos, el Pitorro de Coco —ron artesanal destilado en las casas, a menudo de manera clandestina, infusionado con coco u otras frutas tropicales— simboliza el alma popular de la Isla y recientemente se ha hecho famoso por el conocido reggaetonero Bad Bunny.
Este panorama se potencia con festivales y con la integración de barras especializadas también en hoteles de lujo. Sin dejar de lado la importancia en este renacer del cóctel en Puerto Rico de la famosa La Factoría, en San Juan (incluida en listas internacionales de mejores bares), o Ron del Barrilito Tasting Room, en Bayamón, donde se degustan rones de cinco estrellas. Todo ello complementa una oferta que atrae a amantes de la coctelería.
Sabores que cuentan historias
La Isla, así, no solo ofrece playas de aguas turquesas o bosques tropicales, sino una inmersión en una tradición de destilería que ha dado forma a su identidad. La coctelería de autor, con bares como Identity o La Factoría a la cabeza, añade sofisticación al destino, invitando a descubrir sabores que cuentan historias. En un mercado global donde la autenticidad es el nuevo lujo, Puerto Rico ofrece una propuesta con raíces profundas y una mirada hacia el futuro.