El Norte de Marruecos, Tánger, Tetuán, Asilah y Chauen

 El Norte de Marruecos, Tánger, Tetuán, Asilah y Chauen

Marruecos, Plaza 9 de Abril de 1947- Plaza del Gran Zoco

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El Norte de Marruecos no es la parte más visitada del país, pero sí una de las de mayor interés, y aún no masificada por el voraz turista. El norte representa el puente entre dos culturas, dos mundos, Europa y África. Es por esto que Tánger se ha considerado siempre como ciudad de paso, un error que poco a poco se está subsanando. De hecho, para muchos marroquís de los alrededores, incluido los de Tetuán, es una ciudad de escape, lo más parecido a Europa sin estar en el viejo continente. Modernos hoteles, un increíble paseo marítimo repleto de los mejores restaurantes, pubs y discotecas abiertas hasta el amanecer, hacen por un momento que olvides donde estás. Como en toda ciudad, el ambiente nocturno debe de seleccionarse previamente, ya que puedes pasar de lo más chic a lo más sórdido sin darte cuenta, como en cualquier capital europea.

LUGARES CLAVE EN TÁNGER

La Medina de Tánger es una de las más grandes del país y el núcleo de interés turístico más importante de la ciudad. Para ello deberás dirigirte a la plaza más importante de la ciudad y que une la ciudad moderna con la vieja, esto es la Plaza del 9 de Abril de 1947, un nombre muy poco original, por lo que todo el mundo la conoce por la Plaza del Gran Zoco. Desde aquí entraremos a la fascinante y exótica Medina, un mercadeo sin fin, en la calle, en pequeñas tiendas o puestos ambulantes, todo el mundo vende o compra algo. Conocedores del boom turístico de la ciudad, los avispados mercaderes preparan sus tiendas para deslumbrar al turista y hacerle creer por unos momentos que está adentrándose en algún palacio de las mil y una noches.

El Museo de la Kasbah. En el punto más elevado de la medina se encuentra este museo, que era antiguamente el palacio del sultán, que recoge una interesante colección de arte marroquí que recorre la historia de Tánger hasta nuestros días. La Plaza del Pequeño Zoco (Petit Soco o Souk Dakhel) es una pequeña y bulliciosa plaza rodeada de cafés y hoteles que en la época romana fue el foro de la ciudad. Ideal para descansar del trajín de la medina y tomar un delicioso té de menta en el Café Tingis. Lo más probable es que te conviertas en un adicto al té de menta durante tu estancia en Marruecos, por lo que seguramente desearás tomarte uno donde dicen hacen el mejor de ellos, esto es en el Café de Hafa. Desde 1921 funciona este café al aire libre situado en la ladera de una colina formado por varias terrazas escalonadas frente al mar con vistas al estrecho de Gibraltar. El mejor momento para acudir es al atardecer. Personajes famosos de todo el mundo han hecho que el Café Hafa sea punto de peregrinaje del viajero que visita Tánger.

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ALREDEDOR DE TÁNGER

Dos son los lugares de obligada visita y que se encuentran a pocos minutos de la ciudad de Tánger. El mirador del Cabo Espartel ( a 12Km. al noroeste), extrema tierra que da pie al estrecho de Gibraltar, dónde se encuentra el Faro de Tánger. Se puede disfrutar de la fantástica vista de la unión entre el océano Atlántico y del Mar Mediterráneo. Uno de color turquesa, el otro de una tonalidad más oscura. Nuestra segunda visita nos lleva a las Cuevas de Hércules (a 5Km de Cabo Espartel y a 17Km de Tánger). Los lugareños cuentan que estas cuevas fueron la morada de Hércules cuando separó Europa de África. El atractivo de esta cueva es su gran bóveda y las caprichosas formas de sus paredes así como la gran apertura al mar. Impresiona el fuerte oleaje que rompe sobre las rocas. Echándole un poco de imaginación, cuando baja el oleaje, se adivina la forma del continente africano en esta apertura formada por la erosión del viento y el agua. Muy singular.

Localizada cerca de las montañas del Rif, Tetuán es conocida popularmente por “La paloma blanca”. El centro de la ciudad es una hermosa mezcla de pequeñas plazas y calles estrechas tortuosas con paredes blancas, que reflejan constantemente la mezcla de culturas hispano-morisca. Es sin duda, la ciudad más “española” de todas las del norte de Marruecos. La herencia de nuestro paso permanece viva en sus gentes. Tetuán es uno de los principales centros culturales de Marruecos, la ciudad posee innumerables monumentos que datan de siglos atrás. Esta es casa de califas, donde sus majestades representaban su forma de vida. También hay que destacar el colegio de arte marroquí y el colegio de las finas artes y el conservatorio.

 

NO PERDERSE EN TETUÁN

La Plaza Hassan II es localizada en el corazón de la ciudad donde la vieja y moderna ciudad convergen. Sus fuentes, quioscos y puestos de flores la definen en una gran explana central que da paso al Palacio Real. Es el punto de encuentro habitual, de mercadeo ambulante o paseo. A medida que pasa el día, la agloremación de gente es máxima. Atentos a los cafés que rodean la plaza, en especial los situados a la izquierda de la plaza de ambiente casi exclusivamente masculino y donde se toma un excelente té a la menta. Al llegar la noche, continúa este ambiente de gentío, dando una sensación de que nadie se mueve, no importa si es de día o de noche. Sólo las mañanas, a primera hora, son relativamente tranquilas.

De aquí parte la Avenida Mohammed V, una larga calle peatonal que conserva su pasado español en sus fachadas de estilo hispano-morisco de principios de siglo XX. Atentos a sus balcones superiores con grandes ventanales encolumnados. Toda la avenida esta repleta de negocios, pequeños comercios, restaurantes y bares.

La medina de Tetuán declarada Patrimonio de la Humanidad, es una joya de la cultura musulmana, con calles sinuosas, bonitas placetas, pardos muros, callejuelas de embrujo largas y estrechas, rincones sorprendentes y grandes portaladas que atraen la curiosidad. Por suerte, aún conserva su carácter auténtico, resistiéndose a la invasión turística. Vale la pena contemplar la vida cotidiana de sus gentes como simple espectador. Su importante mellah (barrio judío), bautizado como la pequeña Jerusalén, es el lugar más animado al caer la noche. Aquí, los zocos están bien delimitados y cada gremio ocupa un perímetro preciso. Si ya te fascina el callejear, pasarás a maravillarte cuando entres en alguna casa-palacio que ahora son pequeños comercios de venta de alfombras en su mayoría. Nunca te imaginarías admirar un interior de auténtico palacio simplemente traspasando una pequeña puerta habitualmente envejecida por el paso del tiempo a la cual no le darías mayor importancia. Realmente vale la pena admirar estos palacios aún a riesgo de que te intenten vender alguna que otra alfombra. De hecho, si te muestras amable e interesado, te mostrarán todos los rincones e incluso te darán acceso a sus tejados donde podrás admirar una sorprendente y diferente vista de Tetuán.

ASILAH

A 45Km de Tánger se encuentra la pequeña ciudad pesquera de Asilah (Asila). Sus casas blancas con ventanas y puertas azules junto a sus calles estrechas recuerdan a cualquier isla griega e incluso algunos encuentran parecido con pueblos de Andalucía con sus ventadas de hierro forjado. La realidad es que su historia se remonta a la época fenicia y griega (siglo II a.C.) para luego ser colonia cartaginesa, para luego asentarse los romanos (Siglo I a.C.). Conquistada por los árabes en el 712, empezó a destacar como centro comercial de la región. Fue en 1471 cuando Portugal tomó la ciudad y la fortificó para protegerla y afianzarla en su ruta del oro de África. Hasta el siglo XIX fue una ciudad disputada, conquistada y reconquistada por portugueses, españoles y árabes en varias ocasiones, siempre debido a su situación estratégica en la zona. España permaneció en la ciudad hasta 1956, en que se proclamó el Reino de Marruecos. Aún hoy en día Asilah es una ciudad codiciada, pero esta vez por los turistas, que sobre todo en la época de verano alquilan tradicionales casas en la medina caracterizada por la luminosisdad de su cielo y el constante sonido del mar en sus calles. Limpias y silenciosas forman un laberinto estrecho en el que el foráneo puede desorientarse en cualquier momento. Encontrar la muralla y seguir su radio es una forma rápida de encontrar las puertas de la fortificación y volver al punto de partida. Las largas playas de arena fina, su puerto pesquero que asegura el suministro al sinfín de restaurantes que rodean la medina, o el mercado tradicional de extramuros son algunos de los atractivos adicionales de Asilah. En verano además se celebran festivales internacionales y foros universitarios atrayendo a numerosos artistas, periodistas, pensadores y políticos de todo el mundo.

CHAUEN

Chefchaouen (su nombre oficial) se encuentra situada a 108 kilómetros al sureste de Tánger y, seguramente, es una de las ciudades más bellas y sorprendentes del norte de Marruecos. Conocida como la ciudad azul, pórticos y calles están pintadas de este color que destaca aún más sobre la frondosidad del verde de las laderas de las montañas de Tisouka (2050m) y Megou (1616 m) de la Cordillera del Rif, que se elevan por encima del pueblo como dos cuernos, dando así nombre a la ciudad (Chefchaouen en bereber significa: «mira los cuernos») a unos 660m sobre el nivel de mar. Chauen fue durante siglos una ciudad considerada sagrada, donde se prohibía la entrada a los extranjeros. Por esta razón se ha mantenido con pocas alteraciones toda su fisonomía medieval.

Su medina es bastante tranquila y pequeña. Si nos adentramos en ella por algunas de sus 5 puertas y nos dejamos llevar por los sentidos, nos sentiremos inundados a veces por tantas sensaciones nuevas, como los olores a pan recién hecho del horno de leña o el Tajín a punto para comer. La gran variedad de colores de los diferentes productos de los bazares contrastan con el deslumbrante azulado de las casas. Cualquier callejuela nos atrae, es como un imán que nos invita a recorrer todos los rincones en busca de algo oculto o nuevo. Lo cierto es que una pequeña puerta de una casa aparentemente cerrada y deshabitada esconde un patio interior digno de un caserón. Chauen es ideal para realizar compras de artesanías difíciles de conseguir incluso en Marruecos, entre ellas, prendas de lana y mantas tejidas, alfombras de pelo de camello (ideales para los asmáticos), platos de cobre o cerámica, además de una verdadera especialidad del lugar, el queso de cabra.

VIAJAR AL NORTE DE MARRUECOS

Para viajar al Norte de Marruecos tienes tres posibilidades, la primera viajar por libre (no recomendado para los viajeros poco experimentados en esta práctica), adquirir un paquete cerrado en alguna agencia de viajes española, los cuales suelen ser bastante rígidos con el programa y en ocasiones el guía local de habla hispana suele convertirse en un guía local que chapurrea el español y que acabas por no escuchar. La tercera opción es utilizar los servicios de una agencia local que conocen perfectamente tanto los lugares propuestos en el programa como todos los mejores rincones donde sí podrás disfrutar de esa otra cara de Marruecos. Esta opción es la que Tamuda Travel (www.tamudatravel.com) ofrece al público español.

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