Linz: sinfonías, órbitas planetarias y artes digitales

Linz: sinfonías, órbitas planetarias y artes digitales

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El astrónomo y matemático Johannes Kepler describió el movimiento de los planetas en sus órbitas alrededor del sol en tres leyes, la tercera formulada desde su cátedra de matemático en la universidad de Linz. A pocos metros de allá, Wolfgang Amadeus Mozart compuso su sinfonía nº36 en 4 días. El escritor y poeta Adalbert Stifter escribió en la ciudad algunas de sus obras más remarcables. El órgano que Anton Bruckner se hizo construir en la catedral vieja todavía suena. John Lasseter, uno de los numerosos receptores del Prix Ars Electronica, creó aquí el logo de Pixar… La lista continúa. Será que Linz inspira.

 

Linz es una ciudad que no lo ha tenido nada fácil. Situada entre Viena y Salzburg -dos ciudades imperiales con las que no puede competir arquitectónicamente, a pesar de contar con un casco antiguo con elementos interesantes-, la capital de Alta Austria fue muy castigada por la aviación aliada durante la Segunda Guerra Mundial (el objetivo era la fábrica de armamento) y posteriormente dividida en dos entre americanos y soviéticos, con una mancha negra en el currículum como sede de uno de los campos de concentración más funestos, Mauthausen, y el punto donde Adolf Hitler proclamó la anexión de Austria (era la ciudad donde había crecido). Pero una ciudad que no puede mirar al pasado es una ciudad que mira hacia el futuro, y así ha sido la reconversión de Linz en capital cultural europea 2009 y Ciudad UNESCO de las Artes Digitales. Ha pasado de ser una ciudad de segunda a una de éxito: la 3a del país tras Viena y Graz, con 205.000 habitantes (y ofrece más puestos de empleo que residentes tiene). Una ciudad que ha decidido que no puede esperar que la gente la visite dentro de 200 años en busca del pasado, que tiene que ser el centro de atención hoy Y eso pasa por tres ejes vertebradores: El primero, la industria, acero y química sobre todo. Linz verändert (Linz cambia) era el lema de la capitalidad cultural y bajo ese paraguas la fábrica Voest, el gigante del acero y pilar económico de Linz, emprendió su cambio en paralelo a la ciudad, reconvirtiéndose y dejando de lado el armamento para construir trenes de alta velocidad y reduciendo drásticamente sus emisiones. El segundo eje es la cultura. Con una buena oferta cultural para todos los públicos y enfocada en los ciudadanos, no los turistas. Y el tercer eje, la naturaleza. La ciudad prioriza la calidad de vida de sus habitantes– calidad que empieza con un aire limpio, libre de contaminación. Además de tener sus parques, jardines y senderos, Linz es un puerto de cruceros fluviales, por el que pasa la Vía Verde del Danubio, que recorre el río más largo de Europa cruzando varios países.

 

Cultura a orillas del Danubio

Es aquí a orillas del Danubio donde mejor observamos esta apuesta moderna por la cultura que ha hecho Linz, que pasa – como en tantas ciudades- por recuperar el río como espacio urbano, con la ampliación del castillo – una renovación que fusiona armónicamente la piedra clásica con el cristal y el acero -, y la construcción de varios edificios y espacios. A una orilla tenemos el Lentos Kuntsmuseum, nombre que homenajea el asentamiento celta original -que los romanos llamarían Lentia-, uno de los museos de arte moderno más destacados del país inaugurado en 2003, con una colección de obras de Schiele o Klimt, entre otros, y un espacio dedicado a exposiciones temporales. El edificio recubierto de cristal de 8000m2 es obra de los arquitectos Weber & Hofer y se ilumina por la noche con colores cambiantes que se reflejan en el agua.

 

En la orilla opuesta, cruzando el puente de los Nibelungos, nos encontramos con el Ars Electronica, el museo del futuro, un interesante museo de la ciencia centrado en las nuevas tecnologías y el arte digital y en cómo interactúan el arte, la tecnología y la sociedad, con exposiciones futuristas o dedicadas a los nuevos materiales interactivos, biotecnología, robótica, satélites espaciales, impresoras 3D (es posible crear una figurilla con nuestra efigie a partir de un escáner corporal), espacios de hiperrealidad o de realidad virtual y varios laboratorios. Uno de los puntos fuertes es el espacio Deep Space, con una pantalla de 8K que cubre pared y suelo de la sala y ofrece espectaculares proyecciones en 3D, como una reconstrucción de la Roma antigua que nos permite adentrarnos en las cloacas romanas como nunca nadie hubiera podido imaginar. O una proyección sobre el espacio y los planetas. El edificio actual es de 2008, construido a raíz de la capitalidad cultural de Linz.

El museo es heredero del Festival Ars Electronica, un festival anual de arte, tecnología, sociedad y música digital, un escaparate para la creatividad y la innovación que se inició en setiembre de 1979 para aprovechar el empujón de la Revolución Digital con el fin de estudiar futuros potenciales y centrarse en la unión del arte, la tecnología y la sociedad. Esta es la filosofía que todavía perdura hoy. Los fundadores del festival son el físico y experto en cibernética Herbert W. Franke, el músico electrónico Hubert Bogneymar, el productor Ulli A. Rützel y Hannes Leopoldeser, que por aquel entonces era director de la ORF.

El festival fue creciendo hasta convertirse en uno de los más importantes del mundo, con simposios, exposiciones, actuaciones, conciertos y debates sobre temas de todo tipo (desde posibles escenarios futuros a consideraciones analíticas, pasando por el debate filosófico). Cada año se centra en un tema diferente y amplía sus espacios– rompiendo las barreras de las salas de conferencias convencionales y los espacios artísticos para presentar eventos culturales y científicos (el puerto de Linz, túneles subterráneos, un monasterio, una planta tabaquera y un almacén postal son algunos de los escenarios escogidos hasta ahora). De los 20 artistas y científicos del cartel de 1979 se ha pasado a más de 1000 artistas y científicos de más de 40 países –además de 450 periodistas y blogueros acreditados.

Los premios Ars Electronica se instauraron en 1986 y han premiado, entre otros, a Pixar o a la Wikipedia.

 

También a orillas del Danubio encontramos Mural Harbor, la mayor galería de graffiti del mundo, una iniciativa impulsada por Leonhard Gruber, un trabajador del puerto aficionado al graffiti que tuvo la idea de revitalizar una zona industrial junto al río dándoles color y contenido. Más de 100 obras, algunas monumentales, decoran las fachadas de almacenes y oficinas, contenedores y grúas con obras de artistas de más de 50 países, como Lors, Nychos, Roa o el barcelonés Aryz – cuya obra “Overprotection” ocupa una fachada de 7 piso; tardó semanas en completarla. La mejor manera de visitar este espacio inmenso es un tour guiado (a pie o en barco) con taller de graffiti al final – una opción que está teniendo mucho éxito entre gente de mediana edad, nos comenta Leonhard, cosa que ha resultado una grata sorpresa para la organización. Los tours se llevan a cabo de marzo a octubre de 15 a 17h. También se puede optar por una clase magistral de graffiti (el 9 de julio o el 26 de octubre). Encontraréis toda la información en la web de Mural Harbor.

Música

La cultura en Linz pasa por la música. Por algo Bruckner es uno de sus personajes ilustres y a él están dedicados el conservatorio y la sala de conciertos Brucknerhouse. No es el único espacio en el que poder disfrutar de una velada musical. En el Musiktheratre del Landestheatre de Linz, la ópera más moderna de Europa, tuvimos el privilegio de deleitarnos con “Una noche en Venecia” de Johann Strauss, adaptada a una escenografía moderna. Eso sí, en alemán. Pero la música es universal.

 

El casco antiguo

Hemos mencionado que Linz no puede competir con el esplendor de Salzburgo, pero eso no quiere decir que su casco antiguo no constituya una visita interesante. Y a pesar de que la ciudad ha decidido centrarse en el presente y el futuro, también cuida su pasado, por doloroso que éste sea en ocasiones. De hecho llegó a ser la ciudad más importante del Imperio Austrohúngaro bajo la batuta de Federico III de Habsburgo.

Al casco antiguo de Linz se puede entrar, entre otros, por la puerta del Linzer Landhaus, hoy en día el edificio del gobierno de la región de Alta Austria, un edificio renacentista del s. XVI. Dentro del túnel de acceso hallaremos el patio porticado de estilo italiano de la antigua universidad en la que Kepler impartió clases de matemáticas durante 14 años (se marchó al estallar la Guerra de los 30 años), con la fuente de los planetas, de 1580, en su centro.

Al otro extremo del túnel, en la esquina de la calle Altstadt, encontramos la Casa de Mozart, donde compuso la sinfonía y la sonata de Linz, por encargo del conde, en 4 días durante una parada de su viaje de regreso a Viena. Aunque no se puede visitar su interior, un busto del compositor junto a una instalación que nos permite escuchar fragmentos de esta obra conmemoras los hechos.

La calle de la derecha, Klosterstrasse, nos lleva a la Hauptplatz, la plaza mayor de Linz. Con 13.200m2 es una de las más grandes de Europa desde el s.XIII, y un importante mercado gracias al comercio fluvial por el Danubio (Linz ya había sido un importante cruce de rutas comerciales en época romana, cuando era la capital provincial). Partida por las vías del tranvía, la plaza cuenta con algunos edificios destacados, como el Alter Rathaus, el antiguo ayuntamiento edificado el s.XVI, que hoy alberga la Oficina de Turismo y una exposición sobre la historia de la ciudad con un mapa satélite que cubre el suelo y nos permite “caminar por Linz”. Fue justo en este punto, des del sobrio balcón de hierro de la fachada barroca principal, que Hitler proclamó la anexión de Austria (aunque la formalizaría en Viena) ante 60.000 seguidores.

Otros edificios interesantes son la Feichtinger Haus, con su carillón, y la Schmidtberger-Haus o Bankhaus Spängler, del s.XVI, que recibió un premio a la mejor restauración en 2011. Los edificios más recientes son los que cierran la plaza a la entrada del puente, de los años 30.

 

La Catedral Nueva

Fuera del Casco Antiguo encontramos la Mariendom Linz, la Nueva Catedral de la Inmaculada Concepción. Es la mayor de Austria (aunque no la más alta, que es San Esteban de Viena), con capacidad para 20.000 personas. Es neogótica, del s.XIX, diseñada por Vincenz Statz, el mismo arquitecto que construyó la catedral de Colonia.

Lo que más nos llama la atención en su interior, más allá de la inmensidad de las tres naves (5000m2), son las vidrieras, una doble fila de grandes y vistosos ventanales que ocupa las paredes de punta a punta. La más famosa es la Ventana de Linz, que narra la historia de la ciudad, y en la que aparecen representados personajes históricos – Kepler, Stifter i Bruckner entre ellos, como no podía ser de otra manera.

La galería interior, a 15 metros de altura, es accesible al público mediante visitas guiadas, igual que la torre, de 134,8 de altura.

En 2009, en motivo de la capitalidad de la cultura europea, se inició el programa Turmeremit, “el eremita de la torre”, para el que se rehabilitó una estancia en la torre de la catedral para que la ocupara un eremita con el propósito de reflexionar en soledad durante una semana. Se presentaron 800 candidatos entre los que se escogieron 29 hombres y 29 mujeres que se alojaron en ella por turnos. Fue tal el éxito que el programa ha continuado en épocas puntuales y hay una larga lista de espera.

 

Linzertorte, la tarta más antigua del mundo 

No se puede visitar Linz sin probar una Linzertorte, el emblema de la ciudad. Esta tarta tradicional con nueces, almendras y mermelada de grosella se considera el pastel conocido más antiguo del mundo– el archivo de la Abadía de Admont guarda una recepta de 1653. Su composición le permite aguantar hasta 50 días y eso favoreció su expansión por el mundo, y por Estados Unidos (donde se hizo popular a mediados del s. XIX después de que Franz Hölzlhuber la introdujera en Milwaukee).

Aunque la encontraréis por toda la ciudad, hay dos pastelerías típicas donde probarla. Nosotros fuimos a K u K Hofbakerei, un café de estilo tradicional decorado con retratos de la popular emperatriz Sissi y su marido Francisco José. http://www.kuk-hofbaeckerei.at/.

La otra es Jindrak Konditorei, una pequeña cadena de 1929 con 9 establecimientos, que ha transmitido el secreto de la receta original de generación en generación. https://www.linzertorte.at/. Uno de sus locales está ubicado en la colina de Pöstlingberg, desde donde podréis disfrutar de la tarta mientras contempláis la ciudad a vuestros pies. Esa era, de hecho, nuestra intención, pero cierra los lunes. De todas formas, si tenéis que pasar más de un día en Linz, aconsejaría probar las dos. También podéis comprar una para llevarla a casa (recordad que aguanta 50 días).

 

Un mundo mágico sobre la colina

Una de las excursiones típicas en Linz, muy popular entre sus residentes, es tomar el tranvía hasta Pöstlingberg. En lo alto de esta de boscosa colina de 539m encontramos varios elementos, el más curioso de ellos una atracción infantil con fuerte sabor retrovintage. Se trata de la Grottenbanh, un espacio de los años 50 dedicado al mundo mágico y de los cuentos de hadas ubicado en una antigua fortaleza del s. XIX, con un trenecito-dragón que se adentra en un túnel poblado por duendes y un espacio que recrea la Hauptplatz en el siglo XIX con dioramas temáticos centrados en los cuentos tradicionales. El tren original de 1906 fue destruido en un bombardeo.

En los alrededores hay un pequeño zoo, una basílica, una terraza panorámica– en días claros dicen que se pueden divisar hasta los Alpes, nosotros escogimos un día gris y lluvioso -, una mansión reconvertida en restaurante, una pastelería Jindrak y otros elementos en medio de un frondoso hayedo– fue un lugar muy popular de vacaciones entre los habitantes de Linz en el s. XVIII. El tranvía sale de Hauptplatz y sube por la vía de tranvía más inclinada de Europa, cruzando un barrio residencial boscoso. Tarda 20 minutos en llegar. La Linz Card de tres días incluye este trayecto.

Otra de las colinas a las que podemos subir, andando desde el centro, a contemplar las vistas es la del castillo, el Linz Schlöss. Mencionado por primera vez en un documento del 799, la construcción actual es del s. XVII y alberga el Museo Provincial de la Alta Austria. En motivo de la capitalidad cultural en 2009, se reconstruyó el ala sur, destruida en un incendio en 1800, con una estructura moderna de cristal y acero y ahora es el museo más grande del país, con exposiciones permanentes dedicadas a la historia, la naturaleza y la tecnología de la región. Una terraza panorámica bajo la estructura de cristal nos ofrece una vista sobre los tejados de la ciudad, que podemos comparar con la maqueta de bronce ubicada en el centro. Des del parque emplazado detrás podremos disfrutar de la panorámica de la fachada fluvial, justo al otro lado. En este parque encontraremos una glorieta con la estatua de Johannes Kepler.

 

Otras visitas posibles

Voestalpine Stahlwelt (el mundo del acero). Si sois amantes del turismo industrial quizás os interese este museo único en el mundo dedicado al acero, que nos explica cómo se procesa este material y con qué tecnologías. (www.voestalpine.com/stahlwelt).

 

Mauthausen

Si tenéis tiempo, a 25km de Linz se halla ubicado el memorial del campo de concentración de Mauthausen, uno de los últimos en ser liberados por los aliados, el 5 de mayo de 1945. Nos explica la Birgit, nuestra guía, que es visita obligada para todos los estudiantes de primero de secundaria. Linz asume la responsabilidad de su pasado más oscuro. Por aquello de que “quien olvida la historia estará condenado a repetirla”.  www.mauthausen-memorial.org/es

 

Aquí en Linz nadie quiere repetir. Y sin querer olvidar, tampoco, la ciudad mira hacia el futuro, el arte y la cultura.

 

Información práctica

 

Cómo llegar

Desde Viena, se puede tomar un tren directo a Linz (1.30h). También desde el aeropuerto de Viena, en la estación Flughafen Wien (hay trenes directos y otros que te obligan a cambiar de tren en Wien HBF – 1.45h). www.oebb.at/en

 

Transporte

El centro histórico se puede recorrer perfectamente andando. Para llegar a Mural Harbor, a la fábrica de acero o a Pöstlingberg es necesario transporte. La Linz Card ofrece entrada a museos y exposiciones y transporte (la de 3 días -30€- incluye el tranvía a Pöstlingberg), además de descuentos en servicios turísticos y un vale de 10€ en descuentos varios, incluyendo restaurantes. Se puede comprar en la oficina de turismo de la Hauptplatz. www.linztourismus.at/en/lleisure/plan-a-trip/linzcard/

 

Dónde dormir

Nosotros nos alojamos en el Hotel Star Inn, Steingasse 6, 4020 Linz, ubicado en una antigua escuela de la que ha conservado la fachada y las escaleras.  www.starinnhotels.com

 

Dónde comer

Hotel “Schwarzer Bär”, Herrenstraße 11. Cocina regional austríaca. www.linz-hotel.at

 

Paul’s Küche Bar Greisslerei, Herrenstraße 36, carnes y hamburguesas al estilo americano. www.pauls-linz.at

 

Leberkas Pepi, Rathausgasse 3. El leberkäse es una especialidad de embutido hecho con carne tipo Frankfurt. Se elabora picando la carne de ternera y cerdo con cebolla, sal  y régano formando una pasta muy fina que se cuece al horno. www.leberkaspepi.at

Lentos Café-bar- Restaurant, en el recinto del museo Lentos. Platos típicos austríacos. www.lentos-gastro.net

Das Anton, ubicado en el Musiktheater.  Cocina refinada basada en la gastronomía local añadiendo toques exóticos. http://das-anton.at

Para Linzertorte:

K u K Hofbakerei, un café de estilo tradicional decorado con retratos de la popular emperatriz Sissi y su marido Francisco José. www.kuk-hofbaeckerei.at

Jindrak Konditorei, una pequeña cadena de pastelerías con 9 establecimientos. www.linzertorte.at

Más información:

Museo Ars Electronica. www.aec.at/news/

Festival Ars Electronica (en alemán). www.aec.at/error/de/

Mural Harbor. www.muralharbor.at/

Lentos Kunstmuseum. www.lentos.at/html/en/

Landestheater. www.landestheater-linz.at/EN/

Oficina de turismo de Linz. www.linztourismus.at

Oficina de turismo de Austria. www.austria.info/es

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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