Ruta fluvial por el canal de Garona en la región de Occitania

Canal de Garona

Ruta fluvial por el canal de Garona en la región de Occitania

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Siempre paralelos al río Tarn, realizaremos un recorrido por la región de Occitania navegando por el Canal de Garona desde Castelsarrasin y hasta Moissac para seguir nuestra ruta en coche visitando Montauban, Cordes-Sur-Ciel y terminando en Albi.

 

Nada mejor que empezar a descubrir esta tranquila y encantadora zona de la región de Occitania que navegando por el tramo central del llamado Canal de los dos Mares (canal des Deux-Mers) formado realmente por dos canales, el Canal du Midi (entre la localidad de Sète y Toulouse con 241 km) y el Canal de Garona (entre Toulouse y Burdeos con 193 km). Nuestra experiencia se inicia en el pequeño pueblo de Castelsarrasin que se encuentra a escasamente una hora en coche desde Toulouse (60km).

Aquí recogeremos el barco de alquiler de la compañía Le Boat (www.leboat.es), una de las más prestigiosas del sector y que tiene puerto-base en esta localidad. El alquiler del barco se puede hacer con o sin bicicletas. Recomendamos siempre cogerlas, ya que son ideales para explorar los pueblos de alrededor o pasear a orillas del canal mientras otro de nosotros pilota el barco y sigue con la navegación.

Tras unas clases de pilotaje y maniobra del barco de 13 metros de eslora, en poco más de dos horas, ya te sientes un auténtico patrón de barco y estás preparado para descubrir la navegación fluvial. No es necesaria ningún tipo de licencia ni experiencia previa, es casi como conducir un coche, pero mucho más fácil y relajante y sin el estrés de la velocidad ni los adelantamientos.

Unas vacaciones en barco te ofrecen un paisaje cambiante y diferente. Olvida las prisas por llegar al próximo destino y navega a tu ritmo. Si es tu primera vez a bordo, te encantará sentirte como en una mansión flotante con todas las comodidades de casa -salvando las diferencias, claro- y despertarte cada día en un lugar nuevo, que es uno de sus principales atractivos.

La embarcación cuenta con 3 camarotes dobles, cocina, un amplio salón-comedor y una gran cubierta para tomar el sol o simplemente admirar el paisaje. El barco permite ser pilotado desde sus mandos interiores o desde la cubierta, lo que convierte su manejo en todo un placer. Además, no olvides que, al ser barcos de aguas tranquilas, el disfrute es doble, ya que es imposible marearse ni derramar tu taza de café mientras navegas.

Con todo ya en orden e instalados, iniciamos nuestra marcha en dirección a Moissac, donde deberemos hacer noche para la mañana siguiente visitar la ciudad. Aunque nos ponemos en marcha a primera hora de la tarde y aún faltan varias horas para anochecer, los primeros nervios empiezan a aparecer. Nos informan que debemos ascender hasta 7 esclusas en algo más de 8 kilómetros. Pasar la primera esclusa ha sido caótico, la inexperiencia se notaba como un cartel luminoso de neón en plena noche. Por suerte, los laterales del canal, que son vías utilizadas tanto por la gente del lugar para pasear como por los turistas que realizan rutas en bicicleta, están muy concurridos y todo el mundo se presta a ayudar con los cabos de sujeción del barco para pasar la esclusa. A partir de la segunda, ya todo fluye con normalidad e incluso aparecen las primeras risas de lo mal que lo hemos hecho en la primera. A la práctica, las esclusas son parte de la diversión y la experiencia de la navegación fluvial.

 

Al caer la tarde, llegamos a Moissac, donde se encuentra el pequeño club náutico donde pasaremos la noche. Siempre al llegar a un puerto, debemos comunicarlo en capitanía para que nos registren y nos informen de los horarios y servicios disponibles. Para zarpar y continuar nuestra ruta, también debemos informar de nuestra marcha en capitanía. Aunque parezca todo muy formal, tanto por seguridad para nosotros como para incluso recibir recomendaciones de qué visitar o dónde comer cerca, es muy recomendable siempre entablar conversación con el personal del puerto, siempre muy amables y dispuestos a ayudar en todo.

Durante la cena aún nos dura la euforia de este primer día de navegación, nos sentimos patrón y marinero a la vez y ya disponemos de las primeras anécdotas para contar mientras degustamos alguno de los excelentes vinos de la región.

 

MOISSAC

La vida tranquila de Moissac se conjuga con su dimensión histórica: la de una ciudad en el tradicional cruce de grandes vías de comunicación terrestres (GR65) y fluviales. Moissac se encuentra prácticamente en el punto central del Canal de Garonne. Abierto a la navegación de recreo, franquea el río Tarn gracias al impresionante puente-canal de piedra: una destacada obra de ingeniería que se puede cruzar tanto en barco -como es nuestro caso- como recorrer durante un paseo en bicicleta en la vía verde del Canal de Deux Mers.

Moissac, originario del arte románico, es conocido mundialmente por su prestigiosa Abadía de Saint-Pierre, que se enumera por la UNESCO en virtud de ser punto clave de acogida de los peregrinos del camino francés a Santiago de Compostela. La abadía alcanza su edad de oro en los siglos XI y XII. Es de este período que datan el claustro, la iglesia abacial con su tímpano y sus esculturas romanas. Es preciso pasear por el claustro y tomarse el tiempo necesario para descubrir sus 76 excepcionales capiteles, ya que estamos en el claustro más antiguo del mundo. Un tesoro único y perfectamente conservado del arte romano. El tímpano de la iglesia abadial posee un raro esplendor que evoca el Apocalipsis de San Juan. La abadía también fue un importante centro de producción intelectual en el siglo X y que hoy en día es motivo de estudio, talleres y conferencias. Tras la visita a la abadía, no dejes de recorrer las calles de esta pequeña ciudad: encontrarás casas señoriales del siglo XVIII, así como originales edificios con arquitectura art déco que te sorprenderán.

Si aún disponemos de algo de tiempo libre, es interesante visitar el taller de cristal Ce qui est en Verre (9 Rue Jean Moura). Aquí podremos ver el soplado de vidrio y cómo realizan espectaculares lámparas de colores y jarrones.

Tras dedicar toda la mañana a visitar la ciudad y almorzar frente a la abadía, es ya momento de regresar al barco y emprender el camino de regreso a Castelsarrasin y volver a pasar las siete exclusas que nos separan de nuestro puerto base. El descenso es ya más rápido, lo que nos permite optimizar más el tiempo y realizar paradas en cualquier parte del canal para disfrutar del entorno, ya que la navegación con este tipo de barco nos lo permite.

A la mañana siguiente cogemos las bicicletas que tenemos a bordo y nos dirigimos en ruta ciclista hacia el pueblo de Montech -unas tres horas de recorrido- siempre paralelos al canal. Ahora disfrutamos de otra perspectiva, y esta vez, somos nosotros quienes ayudamos a eventuales patrones de barco a cruzar sus primeras esclusas, algo que nosotros agradecimos hace tan solo un día. Parada obligatoria para descanso son las distintas esclusas que encontramos por el camino.

[divider]GUÍA PRÁCTICA[/divider]

CÓMO LLEGAR

En transporte público la mejor opción es vía ferrocarril. El ave de Renfe-SNFC en cooperación desde Barcelona sólo tarda 2 horas en llegar a Narbonne. Desde aquí cogeremos un tren regional en dirección a Toulouse (1h) donde alquilaremos un coche para realizar toda la ruta prevista. Para más información, compra de billetes y horarios: www.renfe-sncf.com

OFICINA DE TURISMO

www.tourisme-tarnetgaronne.fr/es

www.tourisme-tarn.com/es

www.turismo-occitania.es

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