Turingia, el corazón verde de Alemania

Turingia, el corazón verde de Alemania

Compártelo en:
Descubre el corazón verde de Alemania, toda su riqueza cultural, su gastronomía, sus gentes y la naturaleza que ofrece esta desconocida región

A comienzos del siglo XIX, y como consecuencia de las guerras Napoleónicas, el territorio que comprende este estado alemán pasó a formar parte de la Confederación del Rin, y tras el congreso de Viena se adhirió a la Confederación Germánica. Durante la Segunda Guerra Mundial la región fue severamente destruida y sufrió un gran número de bajas civiles provocadas en su mayoría por los bombardeos de los aliados. A partir de 1949 Turingia formó parte de la República Democrática Alemana (RDA). En 1952 fue disuelto como estado y el territorio paso a ser administrado entre tres distritos. Tras la reunificación alemana en 1990 Turingia renació como estado.

El estado federal de Turingia (Thüringen en alemán) se encuentra en medio del territorio de Alemania y posee como vecinos los estados federales (Länder) de Hessen (270 km), Bayern (381 km), Sachsen (265 km), Sachsen-Anhalt (296 km) y Niedersachsen (112 km). El estado libre de Thüringen pertenece junto con Sachsen-Anhalt y Sachsen a la denominada zona media de Alemania (Mitteldeutschland). Debido a su gran cantidad de zonas boscosas se suele denominar también al territorio de Thüringen como el “corazon verde de Alemania” (“Grüne Herz Deutschlands“). Su capital es Erfurt, una maravillosa ciudad en la que residen más de mil encantos, y entre sus ciudades más importantes están Altenburg y Weimar, de las cuales hablaremos a continuación.

Altenburg

Es la magnífica puerta de entrada a la región de Turingia. Por medio de su aeropuerto, conectado por las líneas de bajo coste EasyJet desde el Reino Unido y por Ryanair desde el aeropuerto catalán de Girona, tenemos la oportunidad de descubrir un emplazamiento de extraordinaria belleza y extremadamente rico culturalmente hablando. Para el visitante son de visita obligada el Castillo de Altenburg, donde reside el Museo de Naipes más importante del mundo, ya que es en esta ciudad donde se fabrican la mayoría de juegos de cartas del mundo. Ejemplo de ello, son las cartas con las que jugaba al póker el agente 007 en su última película, Casino Royale; y también es muy interesante el Museo de Arte Lindenau, que posee una de las colecciones de retablos medievales más importantes del mundo.

Weimar

La pequeña Weimar se halla en el corazón verde de Alemania, en Turingia y apenas tiene 65.000 habitantes. No obstante, es famosa en todo el mundo como ciudad de la literatura, el arte, la música y la historia. Esa fama se debe a muchos grandes pensadores, sobre todo a los escritores Johann Wolfgang von Goethe y Friedrich Schiller, quienes vivieron y trabajaron en Weimar. Pero también se cuentan entre esos grandes nombres Lucas Cranach, el pintor de la Reforma; Martín Lutero, que predicó repetidas veces en Weimar; Johann Sebastian Bach, el grandioso compositor, y Franz Liszt, que condujo a Weimar en el periodo posclásico a una era musical “de plata”… Todos ellos pasearon sobre los adoquines históricos del mercado, con sus, entonces como ahora, multicolores puestos de verdura. En nuestros días se dan cita en el mercado no sólo los habitantes de Weimar, sino también numerosos turistas, atraídos por el delicioso aroma de las salchichas a la parrilla típicas de Turingia. Y casi todos los visitantes tienen una misma meta: la casa de Goethe, a poco menos de 500 metros, el sitio más sagrado de la ciudad.

Nadie necesita en Weimar un taxi, a todos lados se puede llegar cómodamente a pie. Sólo quien quiera retroceder a la época de alrededor del año 1800 sube, como entonces, a uno de los carros de caballo. En Weimar el humanismo y el horror se hallan muy cerca el uno del otro. Casi a tiro de piedra de las casas de los clásicos, los nazis construyeron el campo de concentración de Buchenwald, donde fueron asesinados más de 56.000 seres humanos de 40 países. Buchenwald es hoy un muy visitado sitio de conmemoración y advertencia ante tanta barbarie e inhumanidad. De tres a cuatro millones de turistas visitan cada año Weimar. Ninguna otra ciudad de esas dimensiones posee ni aproximadamente tantos museos y monumentos arquitectónicos, ni respira a cada paso tanta historia y cultura. Pero sin Goethe y Schiller, Weimar nunca se hubiera transformado en la capital intelectual de una época que pasó a la historia de la literatura como el Clasicismo de Weimar. Los visitantes de Weimar perciben el genius huius loci, el espíritu del lugar, en la vital ciudad. Como despedida, muchos van a tomarse una foto frente al Deutsches Nationaltheater. Pues allí se hallan los dos poetas príncipes unidos en una estatua de bronce. Quien se saca una foto ante el emblema de la ciudad puede demostrar a la vuelta que estuvo en Weimar.

Erfurt

Erfurt cuenta con un reducido y encantador centro histórico aunque muy denso en cuanto a lugares de interés para visitar. De hecho, es uno de los centros urbanos mejor conservados de Alemania. Pequeñísimas calles y plazuelas que conservan su estructura medieval, rodeadas de edificios burgueses, de estructura de madera cuidadosamente restaurados, son un pintoresco escenario que crean un atmósfera idílica y única. Un lugar ideal para descansar pero sin perder el contacto con el ocio tranquilo y amable de esta ciudad. Lo primero que a un visitante le llama la atención es la tranquilidad con la que se vive, sin apenas ruido de ambiente y con escasas aglomeraciones incluso en la céntrica plaza donde cruzan todas las líneas del tranvía en Anger. Antiguamente Anger era plaza para el comercio de plantas especiales, hoy en día es la denominada milla central comercial. Amplios centros comerciales, grandes almacenes y tiendas de ropa de grandes marcas así como cafés y restaurantes hacen que el ir de tiendas sea una experiencia especial. La mejor forma de recorrer su centro es andando o en bicicleta. Lo primero que debes ver es la immensa Plaza de la Catedral de casi dos hectáreas haciendo aun más grande a la ya imponente Catedral de Santa María. El segundo lugar más visitado es el Puente Krämerbrücke de 120 metros de largo es el puente completamente urbanizado y edificado más largo de Europa es a la vez la construcción profana más interesante de Erfurt. Originalmente de madera y edificado con piedra en 1325, contó con 62 pequeñas casas, que después se agruparon en tan sólo 32. De las dos iglesias en la cabeza del puente todavía existe la del este, la iglesia San Ägidius. Ahora la mayor parte de las casas están destinadas a tiendas de recuerdos y regalos, librerías y diversos tipos de manufacturas y artesanado medieval. Con tanta visita, que no se te olvide, disfrutar de la gastronomía típica, como las albóndigas de patata de Turingia “Thüringer Klöße“, las deliciosas “Thüringer Rostbratwurst” (salsichas especiadas), o las mil variedades de cervezas autóctonas.

Más información en:

www.thueringen-tourismus.de

 

 

Post relacionados: