Cuatro experiencias únicas para disfrutar de Palma en otoño e invierno
Elaborar tu propio perfume con ingredientes naturales, aprender sobre la gastronomía local, descubrir una nueva forma de cocinar los vegetales o subirse a un tren centenario son planes perfectos para los meses más fríos del año.
Alma es un destino ideal para disfrutar los 365 días del año; su interesante escena cultural, gastronómica y deportiva otorgan al viajero una excusa para visitarla en cualquier época. Una ciudad en la que se disfruta del arte, la cultura, las compras y la gastronomía, y que atrapa por la vida que emerge de sus calles.
Los meses de otoño e invierno dan pie para descubrir una urbe más pausada, con planes que permitan saborear sus platos típicos o aprender a cocinarlos, descubrir su lado más cultural o vivir experiencias que vuelvan una visita a la capital balear en un viaje inolvidable.
Participar en un taller de cocina tradicional
En el Mercado del Olivar, situado en el centro de Palma, inicia este viaje por la cocina mallorquina tradicional. De la mano de Deborah Piña, experta en cocina tradicional, los participantes pasearán por este típico mercado de abastos en busca de los ingredientes para el taller. Una hora más tarde, ya en el obrador —emplazado en un edificio con más de 600 años de historia que albergó una emblemática panadería—, la experiencia culinaria única continúa con la preparación conjunta de un menú mallorquín tradicional, compuesto por un aperitivo con embutidos locales y quesos artesanos, coca mallorquina con frutas de temporada y sobrasada, arroz meloso de alcachofas y sobrasada cocido en cazuela de barro y, de postre, gató con helado casero de almendras. La experiencia incluye dos copas de vino por persona, tiene una duración de cuatro horas y es máximo para ocho personas.
Degustar el primer restaurante ‘Plant Forward’ de la isla
El éxito de la cocina Plant Forward radica en convertir a los vegetales en los protagonistas de los platos, pero sin renunciar a los pescados y carnes de excelente calidad”, es lo que afirman en Botànic, el primer restaurante de Mallorca en aplicar esta tendencia culinaria. Alta cocina vibrante, dinámica y audaz es lo que promete este templo de los vegetales, cuya carta se compone de un producto local km 0, cocciones al dente, mezclas seductoras y texturas explosivas que no dejan indiferente a nadie. Emplazado en el jardín interior del hotel Can Bordoy, Botànic ofrece una experiencia sensual y seductora que pretende cambiar la percepción de la comida saludable.
Crear un perfume personalizado con ingredientes naturales
En Viti Vinci cultivan plantas aromáticas y medicinales de Mallorca, recolectadas a mano, en armonía con los ciclos naturales; con ellas destilan fragancias exclusivas que evocan y activan emociones a través de su poder olfativo. En su atelier, situado en el centro de Palma, invitan a realizar viajes olfativos, navegando por el sutil y desconocido mundo de las esencias naturales. En su taller para crear un perfume personalizado, enseña los secretos de la aromacología y el diseño de fragancias para crear un aroma propio. La experiencia, de tres horas de duración, incluye la fórmula de perfume exclusiva diseñada por cada participante, una libreta con la formulación de dicho perfume, un roll-on de 7 ml con la fragancia elaborada y una bebida de fruta o copa de cava.
Viajar al pasado a bordo de un tren construido en 1912
Una de las experiencias más singulares y auténticas que se pueden vivir en Palma es subirse al pintoresco Tren de Sóller, que como su nombre indica, une la capital balear con esta ciudad ubicada norte de la isla. El ferrocarril, con sus vagones de madera originales, fue construido a principios del siglo XX y cubre un recorrido de 27 kilómetros, con paradas en Son Sardina y Bunyola. El viaje atraviesa la Sierra de Tramuntana, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, y discurre entre naranjos y montañas, dejando paisajes inigualables al viajero. Además, ya solo con traspasar el umbral de la estación de Palma se puede viajar en el tiempo; el singular recinto ferroviario, compuesta por un edificio modernista, constituye un oasis de calma y sosiego en medio del trajín de la ciudad.